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LA NOCHE DEL INSOMNIO

  • Foto del escritor: Angélica Villalba Eljach
    Angélica Villalba Eljach
  • 4 may 2021
  • 5 Min. de lectura

Son las 12:44 de la noche cuando empiezo a escribir este texto. Es el segundo de la noche y lo hago como forma de sacar de todo mi ser, la frustración que cargo al no poder hacer nada desde la comodidad de mi cama, en esta noche en la que seguramente están muriendo jóvenes colombianos.


Al final de mi jornada del día de ayer escuché como un ser humano, periodista de oficio, propone al mejor estilo de las dictaduras y los regímenes autoritarios que “corten el internet” para que los movimientos que organizan la propuesta no lo puedan hacer, y de pasó no podamos ver lo que los medios de comunicación no nos están mostrando. De no ser por las trasmisiones en vivo por las plataformas que nos ofrecen las redes sociales estaríamos a merced de los medios gobiernistas que inclusive, se han atrevido a tergiversar imágenes que han circulado de las protestas en contra de la gestión del gobierno para mostrarlas a su favor.


Y pienso que al menos tenemos esto, que por lo menos hoy tenemos internet. En este momento nos hemos enterado que el alcalde de Cali convocó a todo su gabinete pasadas las 11.30 pm, también sabemos que el General Zapateiro es quien por orden del Presidente de la República se encuentra en Cali organizando la actuación de la policía, ESMAD y ejercito, hemos leído que ni el Alcalde ni la Gobernadora tienen el control de la situación, menos con la presencia de Zapateiro. Puedo estar muy equivocada, pero es la información que nos llega a esta hora.


En Twitter me han respondido mis mensajes del insomnio conocidos y desconocidos. Todos nos sentimos en un letargo del que será muy difícil salir, porque es muy probable que los noticieros de siempre no nos informen nada nuevo en la primera emisión de la mañana. Que el presidente siga en el set de grabación preparando el libreto. Que las redes sociales oficiales nos sigan informando, entre otras cosas, que hoy el presidente tendrá un evento en el que hablará de “Como liderar un país dinámico en el siglo 21”, quisiera saber cuál es el país al que se refiere.


(En este momento me llama mi hermano, ve mis última historia en Instagram diciendo que hoy “no apagué la vela”, lo intentó calmar porque ese tiene problemas con el manejo a la frustración y al igual que yo en este momento, no puede hacer nada).


Veo también los mensajes de las personas que justifican el uso de la fuerza, inclusive el uso de la fuerza desmedida y no los puedo entender. Sé que este país es como mil países al tiempo y que hay miles de realidades y que cada cual ve las cosas a su conveniencia, que cambiar de parecer o empatizar puede ser sinónimo de debilidad. Sin embargo, debo admitir que los entiendo al decir que las marchas se vuelven foco de vandalismo de unos pocos que dañan lo que hacen muchos con los robos y las afrentas a la policía, porque también hay policías muertos y eso me duele. Mi punto de quiebre viene cuando al ver los videos de personas quietas en un punto, gritando las arengas y armadas de botellas de agua y celulares celebran los disparos y golpes de la policía, celebran los gases lacrimógenos, como pasó en Ibagué, que gasearon el hospital que más enfermos por Covid-19 tiene en este momento hospitalizados.


He visto muchachos tirando piedras y palos a las tanquetas. Me hace recordar esas imágenes de los libros de ciencias sociales del colegio que pintaban a los indígenas con flechas y a los españoles con las armas de fuego. Así tal cual es la fotografía de lo que estamos viviendo.


Entiendan que la reforma tributaría fue solo la gota que rebaso la gota. Desde el 21 de noviembre del 2019 una gran movilización de colombianos ha manifestado su inconformidad con el Gobierno de Iván Duque, ahí en esas lides de la política se mezcla entonces el oportunismo de siemprecon todos los temas que generan inconformidad en la sociedad, haciendo que las últimas protestas se conviertan en un paro, un paro de verdad.


Aparecen entonces las solicitudes del Comité del paro, no los conozco, no sé quién los elige o desde cuando de autodenominan así, y sacan unas peticiones que algunas son más infantiles que la que depositan los niños en el árbol de navidad al niño dios, tampoco así llegaremos a una rápida concertación. Vemos en la otra orilla a un gobierno que en vez de hacer cambios profundos en su gabinete hace una reorganización y aprovecha para hacer unos ascensos.


Entendemos que el presidente puede organizar su gabinete como mejor le plazca porque nada se lo impide, pero lo que se suponía en horas de la mañana como una oportunidad para ir bajando los ánimos de las personas en las calles- a propósito de la renuncia de Carrasquilla del Ministerio de Hacienda, aprovechando que se podía llamar al dialogo y la concertación, se convierte en una nueva jugada sorda y ensimismada del gobierno.


Leo a otros que se quejan porque los que bloquean las calles no dejan trabajar y que están acelerando la propagación del virus, pero es que no hemos entendido que esos jóvenes han pasado tanta hambre y desesperación el último año, que morir es lo de menos. Los jóvenes que están en la calle tienen sueños, pero también hambre y sobre todo, no tienen miedo, a diferencia de muchos de nosotros, sienten que no tienen nada que perder, no ven un futuro claro en donde puedan acceder a la educación y ven como los que han podido ascender cada día tienen empleos e ingresos menos dignos.


Es la 01:28 am, los argumentos a favor o en contra pueden seguir en mi cabeza, en este documento, en Twitter… en cada uno de ustedes. Lo importante es que a la gente la están matando y si los siguen violentando van a responder con la misma violencia y van a perder, no queremos eso, los necesitamos vivos, los necesitamos vivos para construir el país que están defendiendo, los necesitamos vivos para justificar que no se necesita el gasto exagerado en asuntos de defensa, el país no puede justificar que necesita todo ese armamento para defenderse de los ciudadanos que protestan en su mayoría, de forma pacífica.


Seguimos sin saber qué está pasando en Cali. En este momento leo que las emisoras de la ciudad dejaron de funcionar, tanto en AM como en FM. Algunas personas confirman esta información porque aun tienen datos de red del celular.


Empiezan a aparecer nuevos videos de los disturbios en Dosquebradas, Bucaramanga y Valledupar a causa de los abusos de la fuerza policial. Empiezan a aparecer los mensajes que no quería esperar esta noche… “que por favor estemos pendientes de nuestro servicio de internet”.


Los lectores de distopias estuvimos preparados para vivir la pandemia como nos tocó vivirla, me atrevo a decir que eso nos ayudó a mantenernos con la fortaleza necesaria para llegar hasta aquí, en mí caso, para lo que no estuve preparada fue para vivir este momento desgarrador en manos del buen muchacho ungido de juventud y frescura que llego como aprendiz a la presidencia de la democracia más antigua de América Latina.


Antes no veíamos las masacres porque la conectividad no nos permitía verlo en línea y tiempo real, anoche vimos a un joven con un disparo en la cabeza, esta madrugada ya he visto a un joven al que le disparan desde una moto mientras camina solo sobre un andén, ya he visto como la policía no deja que se lleven a un herido en Siloé y por el contrario, agreden a quienes trataban de socorrerlo para luego arrastrarlo y seguir dándole patadas hasta dejarlo como una plasta de mierda postrado en el pavimento.


Efectivamente, no voy a apagar la vela, pero a diferencia de la peste del insomnio que Gabo escribió en Cien años de soledad, que las personas iban perdiendo la memoria hasta que llegó Melquiades y la recuperaron, yo lo que deseo es que Melquiades llegue pronto y me borré los recuerdos de esta noche.


01:41 am. #SOSCOLOMBIA

 
 
 

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Angélica Villalba Eljach
escribo para recordar que estoy hecha de callecitas y letras...

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