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MI PASO POR LA FERIA DEL LIBRO DE BOGOTÁ 2018

  • Foto del escritor: Angélica Villalba Eljach
    Angélica Villalba Eljach
  • 30 abr 2018
  • 5 Min. de lectura


Voy a la Feria del Libro de Bogotá- #FilBo desde hace 15 años, he faltado 2 veces desde ese entonces, la primera vez porque me devolví de Bogotá y se me olvido cuadrar la agenda de manera tal que pudiera viajar, más nunca se me pasó, y la segunda vez que falté fue el año pasado porque estaba trabajando fuera del país.


El hecho es que durante este tiempo he visto la #FilBo crecer y creo que se ha dinamizado para bien, sus cambios se sienten y me gusta lo que percibo.


Algunas personas estarán en desacuerdo conmigo pero es que cada vez las exigencia y el público que asiste a los “eventos masivos de libros” tienen unas expectativas tan diversas que en verdad es difícil tenerlos contentos a todos.


Este año apenas fui un día, hoy domingo de hecho, pero estuve solo 5 horas por allá, empezó a llover y no hay algo que me desestabilice más que la lluvia y la gente mojada apretujada en espacios reducidos. Lo siento, pero es que andar en Transmilenio cuando era una estudiante universitaria en Bogotá me dejó traumatizada.


Cuando llegué a casa a empacar lo que había comprado vi que tenía tiempo de sobra para irme al aeropuerto, #YmeDijeAmiMisma que en verdad 5 horas de #Filbo es poco, recordé cuando fui la primera vez y salí cuando me echaron de Corferias por la noche, o la segunda vez que fui con mi amigo Gabriel Ramirez y compramos un carrito que arrastra cosas como los que ahora son común en los supermercados, porque las espaldas nos dolían luego de más de 10 horas cargando bolsas con libros; recordé también cuando se me ocurrió en uno de mis trabajos antiguos que debíamos participar en la #FilBo con un stand para repartir nuestras publicaciones y me la pasé metida allá hasta el punto que ya me conocían hasta los que vendían tintos.


Hoy la experiencia fue diferente, primero llegué al evento de un gran amigo, antiguo jefe de hecho, que ahora es socio de una editorial independiente de la que luego escribiré cuando reseñe uno de sus libros. Luego fui por el catalogo de la colección de libros infantiles con los que empezaré a trabajar un voluntariado de lectura en voz alta con niños de colegios públicos en Cartagena, luego fui a Penguin Random House en donde me siento como en casa, luego fui al Pabellón en donde se encuentra Planeta y Urano Editores. Y listo. Tenía claro que no podía reventarme la espalda cargado libros y la lluvia me decía que saliera rápido de la #FilBo.


En el trascurso del recorrido que hice tuve la oportunidad de recomendar varios libros a las personas que me acompañaban, me comprometí a leer otros para hacer reseñas y recomendar otros en #CulturaEnCursiva en el programa de UdeC Radio al día, hice una promo para un canal de YouTube, y me compre 3 libros, un collar y una balaca.

Los tres libros que compré los estaba buscando, 1 que tengo en formato digital que preferí terminar de leerlo en físico y rotarlo entre mis amigos (Sapiens- De animales a dioses de Yuval Noah Harari), otro que voy a regalar (Los versos satánicos de Salman Rushdie) y el best seller de la literatura juvenil, recomendado por los booktubers colombianos (Al final mueren los dos de Adam Silvera). Debo dejar constancia de que es la primera vez que salgo con menos de 6 libros de esta feria, pero entre un dolor de espalda viejo y la lluvia me convencieron para que saliera rápido de Corferias, me fui con lo que estaba buscando y no le di chance a mí ser para que se antojara.


Ver la cantidad abrumadora de personas de todas las edades y la cantidad de libros que parece inagotable me hicieron reflexionar en que los esfuerzos que hacen las diferentes instituciones estatales, escuelas, universidades, libreros y promotores de lectura entre otros están dando resultados. Se puede ver a los jóvenes preguntando por los clásicos y por los best sellers al mismo tiempo, se puede ver a los hombres leyendo a mujeres, se pueden ver a los ateos buscando libros sobre la inexistencia de dios/dioses, se puede ver a los niños pidiendo más y más libros a sus padres, se pueden ver estanterías abarrotadas de libros de superación personal en dimensiones que no han sido descubiertas por el ser humano, se pueden ver muchos más nombres en las estanterías que se llenan cada vez más de más escritores, hay libros para todo y para todos.


Y esto último es muy importante. El debate entre la importancia de la literatura clásica vs. Contemporánea debe mutar. El debate no debe ser que “los clásicos son mejores” porque eso ya lo sabemos, el debate debe centrarse en lo que están aportando los nuevos escritores al mundo de las letras. Imaginemos que en 100 años la humanidad estará leyendo lo que nosotros hoy vemos como nuevo y pueril, pero el mundo da tantas vueltas, y hay tantos nuevos escritores que me gustaría tener la bola mágica de una médium para saber cuáles serán esos textos que trascenderán… la entrada especial sobre este debate entre clásicos vs contemporáneos la voy dejar para más adelante.


Lo que más me gustó de este paso por la #FilBo2018


- Los pabellones que se reinventan cada año y que en verdad son los mejores frente oferta, precio, diversidad de productos son los de literatura infantil y juvenil. Cada vez me sorprenden más.


- Cada vez se diversifica más la agenda académica y social que compone la #FilBo, ya no solo es la concentración de todo el que vende libros, sino que las conferencias, foros, paneles son más frecuentes y para todos los públicos.


Aquí, me permito recordarle a ciertos críticos de la #FilBo que el espíritu del evento es la compra y venta de libros, sino veamos quienes la organizan: La Cámara Colombiana del Libro y Corferias como tal, y la oferta que encontramos hoy en día es mucho más que eso. Si las personas están buscando libros especializados, hablar con libreros antiguos, y quién sabe que más… ubique bien el escenario o vaya puntualmente a buscar lo que necesita, no le pidan peras al olmo.

Me gustaría escuchar las nuevas ideas que se les ocurre para diversificar aún más la #FilBo, me gusta ser propositiva y espero que quienes tengan algo que decir sobre eso me lo digan, no sé como pero lo haré llegar a quien corresponda.


- Las promociones: por la compra de 2 libros me hacían 10% de descuento, por la compra de 3 me hacían el 15% de descuento, por la compra de colecciones completas de clásicos de la literatura hasta el 20% dependiendo de la colección. Hay que saber buscar en donde están las promociones, esas apenas fueron las que yo alcance a ver hoy.


- Las activaciones de marcas e instituciones oficiales que hacen del mundo de la lectura algo muy divertido.


- Quien ha ido antes a la #FilBo disfruta del formato en como esta se organiza, por ende, sentirse como pez en el agua siempre será agradable.


Lo que no me gustó de este paso por la #FilBo2018


- La cantidad de gente que va a ver, a llenar los pasillos estrechos de los stands y no compra nada.


- Los charcos que se forman afuera de los pabellones cuando llueve.


- El pabellón del país invitado, que en esta ocasión fue Argentina. Los precios ridículos, sobretodo porque justamente en Argentina los libros son baratísimos, y porque las grandes obras que uno espera encontrar de las letras argentinas se exponen de una forma tan convencional, que hace que recuerde la experiencia de este Pabellón como algo negativo, le hubiera ido mejor si pasaba desapercibido y no más…


Seguiré yendo a la #FilBo, esta vez me quede corta de tiempo, pero prometo invertir mínimo 8 horas como es debido e ir preparada para evitar dolores que me impidan salir con un cargamento significativo de libros.

 
 
 

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Angélica Villalba Eljach
escribo para recordar que estoy hecha de callecitas y letras...

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